1 de agosto de 2008

La naturaleza humana y los Sueños

El ser humano es un Ser transicional. No es enteramente un animal pero tampoco deja de serlo. De todos los seres del reino de la naturaleza, se trata de un ser complejo y al mismo tiempo simple. La aproximación a una definición de humanidad que ha llamado mi atención proviene del filósofo y místico Pico Della Mirándola cuando escribe acerca del momento de la Creación: [...]Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho ni mortal, ni inmortal. Ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que tú podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos".

Así, la especie humana a lo largo de la historia ha logrado separarse (para bien y para mal) del resto de las especies del planeta. En otro post, discutiremos las consecuencias de esta desvinculación de la totalidad que es parte de la misma separación entre Sueño y vigilia.

Decíamos entonces que lo transicional en el ser humano es la cualidad que lo destaca de entre todas las especies. Nos encontramos en medio de una batalla entre nuestra parte instintiva que se traduce como emocional y nuestro lado racional e intelectual. Algunos han caracterizado a "lo humano" partir de nuestra capacidad reflexiva quién nos caracteriza de entre otras especies. El lado emocional nos acerca a lo animal, a nuestros orígenes biológicos como especie hasta que la evolución de nuestro sistema nervioso nos volvió seres más complejos hasta el grado de especializarnos en “conquistar la naturaleza”a través de las herramientas y luego, con la tecnología.

Pero esto no nos hace superiores, sino diferentes. Mantenemos ciertos rasgos animales cuando la supervivencia apremia y si bien los instintos hoy en día están diezmados por la cultura, no podemos evitar hablar de ellos en determinados momentos con el riesgo de caer en reduccionismos que usualmente nos conducen a estigmatizar a otros por defectos, rasgos, etc.

Nuestra capacidad para amar es la misma que nos hace odiarnos. Por otro lado, tenemos esta curiosa habilidad para cuantificar, clasificar y medir el universo visible e invisible a través de modelos, esquemas, y principalmente a través del lenguaje, quién, a pesar de los debates académicos, tiene una relación directa con el pensamiento. Asimismo, hoy estamos a un paso de crear otra clase de seres que reproduzcan nuestras habilidades cognitivas y de procesamiento de información haciendo que la leyenda de Frankenstein y el Golem estén cada vez más cerca de concretarse como hechos científicos. La criatura se vuelve creadora de una fuente de vida; cabe a la historia y a nuestras elecciones el desenlace de este cuento de ficción.

Entonces tenemos una vieja dicotomía renovada: los mundos, sensible e inteligible platónicos vuelven a aparecer esta vez a través de las emociones, metafóricamente orgánicas y la razón como un algoritmo frío y vacuo de vida.

¿Y cuál es la esencia humana?, ¿existe tal cosa? Siguiendo a Pico Della Mirándola, diremos que estamos en el medio, es decir, en ese estado transicional donde podemos ir más hacia un lado o hacia el otro. Tenemos nuestra animalidad emotiva que nos permite crear maravillas a partir de las artes dramáticas y de sentir compasión por los otros, así como la capacidad de destruir por celos, odio, envidia o sencillamente por placer. Somos eso, y también somos capaces de modificar nuestro entorno casi a voluntad, crear máquinas vivientes y coronarnos como dioses, curar enfermedades y crear otras. Aquí también hay construcción y destrucción. Y también vivimos en un mundo material en donde la realidad es aquí y ahora, al mismo tiempo que habitamos un mundo onírico en donde el tiempo no existe y todo puede ser posible. Estamos en el medio, en un estado de transición, y si dejáramos alguna vez este lugar, o bien pasaríamos a ser animales o a convertirnos en máquinas; si es que ya no lo hemos logrado. Por ahora, la contradicción y la tensión que produce ese estado transicional es lo que nos caracteriza.

"Discurso de la Dignidad del Hombre", Pico Della Mirándola