26 de febrero de 2008

El Cuerpo Astral


Dentro de la clasificación de los cuerpos físicos y espirituales encontramos al Cuerpo Astral. Nuevamente, existen numerosos autores, escuelas, filosofías que intentan clasificarlos, algunos de manera más teológica y otros más metódica y racional. Lo que todos estos concuerdan es que el Cuerpo Astral, esta sustancia que no es materia pero tampoco espíritu libre, es quién se ocupa de reproducir los fenómenos del Sueño.

Los denominados “viajes astrales” consisten en desprendimientos de la materia sutil onírica del cuerpo físico en el momento en que este último se encuentra en reposo y la actividad de la consciencia de vigilia tiende a cero. Allí, ocurre lo que algunos llaman “desdoblamiento astral” que implica una separación física entre el cuerpo físico y el astral de tal manera que aquella persona que se encuentra en este estado puede percibir o literalmente “ver” su cuerpo durmiendo desde una perspectiva diferente, como mirándose a través de un espejo.

Este estado natural del ser ocurriría a todas las personas cuando duermen y llegan a un sueño profundo pero que normalmente casi no recuerdan o no logran efectuar debido a la falta de entrenamiento en este tipo de acciones perceptivas. Es como si esta capacidad formara parte de la naturaleza de la consciencia humana pero que al manifestarse provoca cierto trastorno para quienes no están acostumbrados o no tienen noción de su potencial desarrollo.

De ahí quizás es que los autores hablan de un velo que una vez que se corre no puede volverse atrás, como aprender a utilizar una habilidad que se tenía por olvidada. Muchas veces puede ocurrir accidentalmente, soñar que flotamos, que nos desprendemos del piso o que caemos desde lo alto, que si bien están relacionados con el viaje astral no se tratan exactamente de un desdoblamiento porque no ocurre la toma de consciencia del cambio de perspectiva. Asimismo, en este proceso se encuentra un elemento significativo como señal de que se está efectuando un viaje astral. Se trata del “cordón “o “hilo de plata” que consiste en un filamento que conecta al vehículo astral del soñador con el cuerpo físico.

En base a lo anterior podemos clasificar algunas diferencias y concordancias en relación al mundo astral y al mundo de los sueños tales como:


-Una consnciencia de vigilia y una consciencia de sueño
-Un cuerpo físico y un cuerpo astral que se diferencian por forma y sustancia
-Diferentes tipos de sueños que NO SON necesariamente viajes astrales sino que denotan diferentes naturalezas de comportamiento cerebral pero que apuntan a los fenómenos de índole astral.
-Elementos característicos de un desdoblamiento o viaje astral: cambio de perspectiva o visión especular del soñante y presencia o toma de consciencia del hilo o cordón de plata.

Esta síntesis apresurada sólo tiene fines de sistematización de las ideas esbozadas en este post. Hacen falta muchas páginas y lecturas más para poder establecer un sistema ordenado de clasificación del mundo astral y de sus fenómenos. Para esto se encuentran muchos autores de riqueza superior a este intento de desinformación. Lo importante aquí es recalcar la relación directa entre la separación de cuerpos, específicamente la del cuerpo astral, como el responsable de los fenómenos del sueño de tal forma que se ha podido establecer una explicación de los Sueños desde una base teosófica que incorpora elementos doctrinales de religiones así como metodologías y procedimientos para realizar los viajes astrales y aprovechar el estado onírico como una instancia más en la vida cotidiana.

Con esto la dicotomía Sueño/vigilia se enfatiza aún más en vez de disolverse porque remarca las diferencias entre lo concreto y lo inmaterial. Sin embargo denota una continuidad y un complemento entre estas dos sustancias más que una diferencia de esencia.


Texto de referencia: El Cuerpo Astral de Arthur Powell

18 de febrero de 2008

Los Sueños y el mundo Astral: Introducción


Hablar sobre este tema en particular resulta un tanto complicado; hay demasiada información de diferentes fuentes, escuelas de pensamiento, religiones, filosofías, teorías psicológicas, y muchas más aún de conocimiento intuitivo por parte de aquellas personas que han tenido el acceso a través de este velo. En este caos informativo, trataremos de sintetizar y captar solamente aquello que esté relacionado con los Sueños.

Hasta ahora vimos que por definición parecen existir dos mundos: el de la vigilia y el de los Sueños. Este dualismo no es algo aislado dentro de las que se denominan “categorías de entendimiento” que se tratan, digamos, de parámetros por los cuales todos los seres humanos conceptualizan la realidad tanto material como inmaterial. Es decir, que según este término las capacidades de los seres humanos para construir y dar orden al mundo a través del lenguaje estarían determinadas a priori por una matriz o una serie de clasificaciones de las cuales no podríamos escapar.

Este “par de anteojos” por los cuales ordenamos y clasificamos la realidad a través del razonamiento como de los sentimientos, hace que los Sueños y la manera en que entendemos el acto de soñar sean también parte de este universo de entendimiento. Así, podemos establecer pares como sueño/vigilia, naturaleza/cultura, campo/ciudad, sujeto/objeto, individuo/sociedad, bien/mal, izquierda/derecha, arriba/abajo, femenino/masculino, macho/hembra, etc.

A toda esta lista que por supuesto se extiende tanto como nos permita el lenguaje, también debe agregarse una más cuyo desarrollo dentro del pensamiento de todas las culturas del planeta ha formado parte: la dualidad cuerpo/alma o cuerpo/espíritu. Esta es la base de todas las religiones, entendidas como construcciones míticas, ritos de pasaje, así como clasificaciones de la naturaleza y el Cosmos. Ahora bien, estos pares en algunas ocasiones sufren un estiramiento conceptual y en vez de ser dos polos de una misma unidad pueden incorporar mas elementos, a veces se convierten en triadas (conjunto de tres) y en otros casos se estiran para incluir más conceptos y en vez de presentarse como dualidades se transforman en grados dentro de una escala.

Almas y Cuerpos

El caso del dualismo cuerpo/alma ha sufrido esta apertura de grados. No solo dentro de las categorías para definir el alma humana en las culturas más afines sino en diversos sistemas de conocimiento del universo encontramos la existencia de varios cuerpos y espíritus. Desde lo más denso hasta lo más sutil, algunos más complejos y con mayores ramificaciones pero todos suelen compartir la idea de una intersección o punto medio entre los extremos.

Por ejemplo, el misticismo judaico concibe tres cuerpos principales: Nephesh, Ruah y Neshamah, siendo la primera el alma animal del ser humano, referida a los instintos básicos de supervivencia y satisfacción de las necesidades y la última al alma espiritual, la que se encuentra libre de la materia y la carne.

Incluso, otros pensadores dentro de esta corriente también incluyen hasta dos o tres o cuatro “cuerpos” más dentro de la escala. Por otra parte, algunas filosofías derivadas del platonismo que luego fueron adoptadas por grupos religiosos dentro del espectro del cristianismo también comparten estas divisiones que, sumadas a las importaciones del lejano oriente, culminaron por establecer nuevas formas filosófico-religiosas con intenciones globalizadoras a fin de establecer puentes de conexión entre las filosofías comparadas y rescatar elementos en común y así establecer una pansofía, filosofía perenne o teosofía.

Como sea que fuere, no es nuestro objetivo ni demostrar ni enumerar todas las conexiones posibles sino articular este tema con la problemática de los Sueños. En relación a esto, la división cuerpo/alma colocada en una escala marca una pauta lógica en la cuál prevee una clasificación de todos los cuerpos, desde el cuerpo físico hasta el cuerpo más espiritual provocando que la imaginación y el poder creativo de muchas mentes a lo largo de la historia hayan ideado diferentes “mundos” alternativos, con seres y leyes propias tal como el mundo de los sueños.

De esta forma, no hizo falta mucho esfuerzo para relacionar al plano onírico con alguno de estos cuerpos como si el acto del sueño se tratara de una acción realizada por uno de estos cuerpos. En consecuencia, encontramos el mundo astral y el cuerpo astral que es el tema del cuál hablaremos en el próximo post.

8 de febrero de 2008

Poética y filosofía del Sueño


Hay muchas maneras de relacionar a los Sueños con los diversos campos del conocimiento. Un análisis sobre los Sueños puede enfocarse desde la literatura y la poesía de infinitas formas por una cuestión de esencia: los Sueños se nutren de la imaginación y se retroalimentan mutuamente. El autor y la obra de las que hablaré a continuación fueron quiénes me motivaron a construir este proceso de conocimiento sobre los Sueños.

Sin duda, influido por los trabajos de autores de su época, Gaston Bachelard escribió sus ensayos sobre los cuatro elementos aristotélicos y los Sueños, tratando de aplicar sus conocimientos y aficiones sobre el psicoanálisis y otras escuelas psicológicas para relacionar a los mismos con las obras literarias de diferentes autores, poetas y escritores, para encontrar los elementos formales que comparten grupos de autores y sus obras con cada elemento de la naturaleza. Cada uno de ellos es asociado con un conjunto de cualidades que le son particulares: la tierra con la profundidad material o el inframundo; el aire y la verticalidad o ascensión, etc.

En realidad, si bien los Sueños están involucrados dentro de los tipos de imaginación dinámica o material, que él mismo determina y caracteriza como parte de esta relación dialéctica entre imaginación-Sueños, el conjunto de sus obras más bien muestran sus intereses por la poesía y la literatura dándoles un marco interpretativo bajo la forma de los cuatro elementos. Seguramente en algún momento habrá intuido que alguno de los autores citados se relacionaba con el “humor” de un elemento en particular, logrando comprender la esencia de la alquimia y la psicología de los arquetipos, en donde el modelo de las cuatro raíces funciona como una abstracción de las cualidades del universo que se manifiestan en todos los planos de existencia, desde la esencia del cambio y lo estático en la naturaleza hasta el comportamiento de la psique humana.

Bachelard realiza una pregunta inicial a los poetas, escritores y pensadores para alcanzar su clasificación elemental:-“Dime cuál es tu infinito y sabré el sentido de tu universo: ¿es el infinito del mar o del cielo, el infinito de la tierra profunda o el de la hoguera?”. Esto le permite analizar a cada autor bajo la perspectiva de los elementos, develando un misterio que quizás ni siquiera ellos conocían: la posibilidad de haber estado influenciados por el arquetipo de uno de ellos en particular a la hora de escribir sus obras.

Volviendo a los Sueños, Bachelard analiza más que Sueños, más bien imágenes oníricas, es decir, imágenes que son compartidas colectivamente por los soñadores. Por ejemplo, en “El aire y los sueños”, las imágenes del viento, el cielo azul, las nubes, la nebulosa y las constelaciones, así como el “sueño de vuelo”, son tomados por el autor para incluirlos dentro de la imaginación dinámica que reside en el elemento aéreo sobre la literatura.

De esta forma, logra unir las imágenes oníricas del aire con fragmentos literarios del conjunto de autores para descubrir el contenido simbólico aéreo en sus obras. Comprender el fabuloso trabajo que ha hecho Bachelard me ha servido para facilitar la conexión entre el mundo onírico y la creación literaria desde un punto de vista filosófico-poético.

Esto nos dice una vez más, que los Sueños no solamente operan como sustrato creativo para grandes obras sino que también puede darse el caso inverso: un análisis desde una perspectiva onírica de las obras y encontrar la raíz soñadora que pudo haberlos generado, confirmando así que los Sueños no son un elemento extraño a la realidad sino que están mezclados en la realidad como parte de la vida misma, donde no hay una ruptura sino continuidad.