8 de febrero de 2008

Poética y filosofía del Sueño


Hay muchas maneras de relacionar a los Sueños con los diversos campos del conocimiento. Un análisis sobre los Sueños puede enfocarse desde la literatura y la poesía de infinitas formas por una cuestión de esencia: los Sueños se nutren de la imaginación y se retroalimentan mutuamente. El autor y la obra de las que hablaré a continuación fueron quiénes me motivaron a construir este proceso de conocimiento sobre los Sueños.

Sin duda, influido por los trabajos de autores de su época, Gaston Bachelard escribió sus ensayos sobre los cuatro elementos aristotélicos y los Sueños, tratando de aplicar sus conocimientos y aficiones sobre el psicoanálisis y otras escuelas psicológicas para relacionar a los mismos con las obras literarias de diferentes autores, poetas y escritores, para encontrar los elementos formales que comparten grupos de autores y sus obras con cada elemento de la naturaleza. Cada uno de ellos es asociado con un conjunto de cualidades que le son particulares: la tierra con la profundidad material o el inframundo; el aire y la verticalidad o ascensión, etc.

En realidad, si bien los Sueños están involucrados dentro de los tipos de imaginación dinámica o material, que él mismo determina y caracteriza como parte de esta relación dialéctica entre imaginación-Sueños, el conjunto de sus obras más bien muestran sus intereses por la poesía y la literatura dándoles un marco interpretativo bajo la forma de los cuatro elementos. Seguramente en algún momento habrá intuido que alguno de los autores citados se relacionaba con el “humor” de un elemento en particular, logrando comprender la esencia de la alquimia y la psicología de los arquetipos, en donde el modelo de las cuatro raíces funciona como una abstracción de las cualidades del universo que se manifiestan en todos los planos de existencia, desde la esencia del cambio y lo estático en la naturaleza hasta el comportamiento de la psique humana.

Bachelard realiza una pregunta inicial a los poetas, escritores y pensadores para alcanzar su clasificación elemental:-“Dime cuál es tu infinito y sabré el sentido de tu universo: ¿es el infinito del mar o del cielo, el infinito de la tierra profunda o el de la hoguera?”. Esto le permite analizar a cada autor bajo la perspectiva de los elementos, develando un misterio que quizás ni siquiera ellos conocían: la posibilidad de haber estado influenciados por el arquetipo de uno de ellos en particular a la hora de escribir sus obras.

Volviendo a los Sueños, Bachelard analiza más que Sueños, más bien imágenes oníricas, es decir, imágenes que son compartidas colectivamente por los soñadores. Por ejemplo, en “El aire y los sueños”, las imágenes del viento, el cielo azul, las nubes, la nebulosa y las constelaciones, así como el “sueño de vuelo”, son tomados por el autor para incluirlos dentro de la imaginación dinámica que reside en el elemento aéreo sobre la literatura.

De esta forma, logra unir las imágenes oníricas del aire con fragmentos literarios del conjunto de autores para descubrir el contenido simbólico aéreo en sus obras. Comprender el fabuloso trabajo que ha hecho Bachelard me ha servido para facilitar la conexión entre el mundo onírico y la creación literaria desde un punto de vista filosófico-poético.

Esto nos dice una vez más, que los Sueños no solamente operan como sustrato creativo para grandes obras sino que también puede darse el caso inverso: un análisis desde una perspectiva onírica de las obras y encontrar la raíz soñadora que pudo haberlos generado, confirmando así que los Sueños no son un elemento extraño a la realidad sino que están mezclados en la realidad como parte de la vida misma, donde no hay una ruptura sino continuidad.

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